¿Qué es la seguridad? La Real Academia Española define la palabra seguridad como la ausencia de riesgo o peligro o bien como la confianza de que se tiene algo o a alguien que protege. Por lo tanto, cuando pensamos o estamos adquiriendo un seguro es porque queremos seguridad, sentirnos protegidos y amparados por el servicio que estamos contratando.
Los seguros se pueden entender como instrumentos financieros que nos ayudan a minimizar una pérdida económica ante la eventualidad de un siniestro. Al firmar un contrato (póliza) con la empresa emisora del servicio (aseguradora) en la cual el cliente (tomador o asegurado) se compromete a pagar un monto cada cierto tiempo (prima), lo cual le garantiza que, en caso de la ocurrencia de alguno de los eventos cubiertos por la póliza (siniestro), la aseguradora la pagará un monto económico convenido (indemnización). Esto permite minimizar el impacto económico y busca maximizar el sentimiento de seguridad.
Este tipo de productos no solo se adquieren por seguridad, sino por la tranquilidad que le da al asegurado mantener su vida cotidiana o laboral libre de riesgo, sabiendo que alguien cuida de él, así como estará ahí para apoyarlo en caso de ser necesario.
Es vital entender que un seguro no impide que suceda un evento que nos afecte. No evita que nos enfermemos, que se presente un accidente de tránsito, que ocurra un incendio, o que nos roben aquello que nos costó tanto adquirir. Entonces, ¿qué evitan o qué protegen? Nuestras finanzas y estabilidad económica. Para salvaguardar nuestro patrimonio, la aseguradora se compromete a través de la póliza adquirida a hacerse cargo del costo de las pérdidas que el siniestro haya generado. Existen variantes en donde muchas veces, en la mayoría de los casos, el asegurado debe de asumir una parte menos de la pérdida (deducible), sin embargo, este nunca impactará la economía a tal nivel como si no se tuviera un seguro.
Muchas personas se preguntan y se cuestionan la utilidad de los seguros. ¿Para qué voy a comprar un seguro y pagar cada una de sus cuotas si no hay un 100% de probabilidad de que verdaderamente suceda algo que me impacte de manera desproporcionada? Generalmente, la mayoría de las personas adultas dentro de su presupuesto mensual determinan pagos y gastos fijos como: la electricidad, el agua, el teléfono, la comida y hasta un rubro para el entretenimiento. Pero nadie (o casi nadie), reserva un rubro para eventualidades como un choque, una enfermedad, un incendio o un robo y normalmente no se guarda ese dinero y muchas veces, por más que existan ahorros, no se pueden solventar en su totalidad.
Por esa razón es que se adquiere un seguro de incendio para el hogar, porque si en el futuro sucede un siniestro de este tipo, se tiene la manera de enfrentarlo. De la misma forma, se podría hacer frente al robo del automóvil; esto quiere decir que se está resguardando financieramente para enfrentar cualquiera de estos siniestros. ¿Cuál sería el escenario si no es posible costear el robo del automóvil o un daño por terremoto o incendio a la vivienda?
Con el fin de conciliar el sueño, es preferible ceder esa preocupación a una empresa que se ocupe de esto. Suceda o no, el costo de una prima siempre va a ser mucho menor al costo de afrontar una eventualidad si no se posee un seguro.
Es difícil pensar en este tipo de productos porque, ciertamente, los seguros buscan protegernos de algo que visualizamos como una situación desagradable o triste y es normal que, como seres humanos, tratemos de hacer a un lado este tipo de escenarios o decisiones incómodas. Pero, no tiene por qué presentarse de esa forma.
Todo se resume a un tema de seguridad, tranquilidad y probabilidades. Cierto que no todas las eventualidades son millonarias, catastróficas o trágicas, ya que también existen las de menor costo y posiblemente no sean fatales, pero se está expuesto a ambas y nuestras economías son volátiles. Un día tenemos ahorros, otros no y en algunos casos, se pierde la estabilidad en gastos porque a veces aumentan. Pero, seguimos expuestos a estos incidentes y si existe la posibilidad de tener un plan de contingencia económico en caso de que sucedan, se llama seguro.
¿Vale la pena comprarlo? ¿Brinda seguridad y tranquilidad? La respuesta es sí y acompañarse de expertos es vital para una buena toma de decisiones en estos casos.